La gente de producciones El Pirulí (Juan Antonio Cuesta y Jose Parreño Juan) me invitaron a participar en una visita programada a Monteagudo, con llave y permiso para acceder al castillo, lo que puede valorarse como una oportunidad única. Un lugar que además de ser espectacular, acumula un montón de historia por su posición estratégica en el corredor fluvial del Segura de manera que se registra una continuidad poblacional con abundancia de restos de las principales civilizaciones atestiguadas en el sureste peninsular.
El fundamento de dicha continuidad es la presencia del espolón rocoso compuesto por calizas dolomitizadas cabalgando sobre materiales metamórficos que los aportes aluviales del Segura van recubriendo en su base constituyendo un enclave estratégico y a la vez excelente para el hábitat, por la presencia de suelo fértil y abundante agua.
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Recinto superior y el Cristo que lo corona. Obsérvese la esquina entrante, característica de las construcciones del Rey Lobo |
No obstante la época de máximo esplendor del lugar (y de la Taifa de Mursiyya) se registra en la época de Ibn Mardanish, el Rey Lobo, soberano del sureste peninsular entre 1147 y 1172 en la convulsa época de lo que en términos históricos se conoce como segundo reino de Taifas. Su poder en realidad descansaba en la riqueza del territorio que ocupaba, nada menos que las fértiles huertas de Mursiyya y Balansiyya que mejoró con importantes infraestructuras hidraulicas, militares y edilicias. Monteagudo era la llave de Murcia, control del acceso por el sur a la ciudad recién creada y residencia palaciega en sus inmediaciones, lo que se conoce como El Castillejo (arrasado literalmente por los Almohades) en medio de embalses y acequias, en definitiva el corazón de los dominios del Rey Lobo.
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El Castillejo, residencia de Ibn Mardanish, desde el recinto superior del castillo |
En realidad parece que fué un muladí que supo mantener una posición estratégica comprometida entre la presión almohade y los reinos cristianos de Castilla y Aragón. Impidió (empleando tropas mercenarias cristianas) durante más de 20 años la expansión de los almohades en su extenso territorio que iba desde la desembocadura del Ebro hasta Almería y Jaen.
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Detalle del potente tapial con el que está construido |
Por cierto quien quiera un análisis corto pero intenso de su reinado y de las principales aportaciones de su arquitectura puede leer este interesante artículo
LA ARQUITECTURA DE IBN MARDANÎSH: REVISIÓN Y NUEVAS APORTACIONES
JULIO NAVARRO PALAZÓN Y PEDRO JIMÉNEZ CASTILLO
Escuela de Estudios Árabes de Granada (CSIC)
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Recinto superior |
De los restos de la fortaleza destacaría además de la calidad de sus muros, un excelente tapial coronado en muchas de sus dependencias mediante bóveda de ladrillo y arcos de herradura que se adivinan en los huecos que han dejado intervenciones posteriores, las excelentes panorámicas derivadas de su posición estratégica controlando la fértil vega del Segura y la vieja calzada romana a Carthago Nova.
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Railes inclinados para facilitar el transporte de material |
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Restos de la polea |
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Detalle de bóvedas de ladrillo sobre el tapial |
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A la izquierda hierros retorcidos del Cristo derribado en la República |
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Murcia. Sierra de Carrascoy al fondo |
También la superposición de añadidos que han llegado a adquirir carácter histórico y no es solo el monumental Cristo que corona el cerro con capilla incluida, o la presencia de los fragmentos (ya casi arqueológicos) del derribado en la Segunda república, el raíl y el torno del cabrestante que debió ser utilizado para subir materiales en las diversas obras del siglo XX. A lo lejos la ciudad y muy cerca la residencia del Castillejo, embalses también de la época y acequias inmemoriales. En definitiva un conjunto de elementos arquitectónicos e hidraúlicos que bien merecen excavaciones y obras de acondicionamiento para aprovechar su potencial turístico y divulgar nuestra historia.
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Parte del recinto inferior. Silos y aljibes |
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Panorámica hacia la Vega Baja y el mar |
Material de interés: