Terminada
la publicación del artículo sobre la Canal de Hierro, hay información adicional
de interés en relación a la formación del proyecto, la ejecución y algunos
elementos producto de la investigación del autor que tras la publicación del
artículo se añadieron en los paneles informativos incluidos junto a La Canal en la ruta del
Tarafa. Queda también comparar el antes y el después de la intervención; así
que por partes:
En primer lugar, la autoría y financiación del proyecto de intervención en el cauce vino
de la mano del Ministerio de Fomento y la Confederación Hidrográfica del Jucar
usando los fondos FEDER. La empresa que
llevó a efecto la valoración y el seguimiento en su ámbito fue ARPA, especializada en arqueología, restauración y rehabilitación patrimonial. A Felipe Mejías López le tocó la
supervisión mediante visitas cada cierto tiempo y a petición, aunque no siempre se atendieron sus indicaciones. Como ejemplo positivo la restauración parcial del la Canal, inicialmente no prevista. En
cualquier caso a la vista de los resultados la valoración global es positiva.
A continuación un muestrario comparativo de fotografías de Felipe Mejías.
A continuación un muestrario comparativo de fotografías de Felipe Mejías.
PANEL INFORMATIVO
LA CANAL DE HIERRO
D
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urante el último tercio del siglo XIX el campo aspense
aumentó de manera notable la superficie de sus tierras de regadío. Ello se
debió a la iniciativa de los principales propietarios de tierras de la
localidad, agrupados en torno a la Junta de Aguas, quienes promovieron mediante
la perforación de galerías y pozos la búsqueda de nuevos caudales de agua para
alimentar sus acequias. La mayor parte de esta actividad se dio en la zona
comprendida entre el paraje de las Fuentes y los primeros kilómetros del Camino
Viejo de Hondón. Inmediatamente se constituyeron sociedades mineras que otorgaron a sus accionistas títulos de
propiedad equivalentes a horas de agua y se aceleró la construcción de la red
de acequias, sifones y galerías subterráneas necesaria para llevar los nuevos
caudales a más tierras del término.
Una de estas sociedades, registrada con los nombres de Humildad-Paciencia
y Concepción
-más tarde refundada como La Alianza- decidió en 1889
canalizar las aguas de sus pozos en el camino de Hondón hasta las tierras de la
Nía, actualmente ocupadas por los barrios del Caminico de Elche, Vistahermosa,
la Coca y Prosperidad, en el extremo meridional y suroriental del casco urbano
de Aspe, y que en aquellos años eran de secano. Así nacería la acequia de la Carrasca.
Para salvar el importante escollo que planteaba al trazado de
la nueva acequia el cauce del río Tarafa, conocido en este punto como rambla
del Tolomó, se hizo inevitable la rápida construcción de un acueducto. Los
accionistas se inclinaron por la elección del hierro como su principal material
constructivo, dada su versatilidad, ligereza y coste ajustado. Eran los años de
esplendor de lo que se ha dado en llamar la Arquitectura del Hierro; de hecho,
uno de sus iconos, la Torre Eiffel, se acababa de inaugurar ese mismo año. El
desarrollo de la industria siderúrgica estaba proporcionando a arquitectos e
ingenieros soluciones estructurales muy eficaces e innovadoras. Este acueducto
es uno de los primeros ejemplos en los valles del Vinalopó, si bien a pequeña
escala, de lo que podía lograrse aplicando el uso de este metal a la ingeniería
hidráulica. Similar a este, aunque ya de principios del siglo XX, es el
levantado sobre la rambla de Puça en Petrer.
La fundición y montaje posterior de la estructura sobre el
terreno corrió a cargo de la factoría valenciana Viuda de Guillermo Bartle[1],
especializada en el ensamblaje y reparación de puentes, y entre cuyos encargos
figuraban las armaduras metálicas de las cubiertas de los seminarios de Valencia
y Toledo, o las de la Fábrica de Tabacos, el Palacio de Ripalda y el nuevo
matadero, también en la capital valenciana. La empresa desplazó para la ocasión
a una cuadrilla de operarios especializados con sus propias herramientas,
quienes instalaron el canal durante
la primera quincena del mes de noviembre
de 1890. Los trabajos fueron supervisados por Buenaventura Bachiller,
ingeniero de montes y jefe del Distrito Forestal de Alicante, que había sido
comisionado con anterioridad por la sociedad minera para el levantamiento de
los planos de toda la conducción. El coste total de la obra ascendió a 4.336
pesetas, quedando finalizada el 17 de noviembre de ese mismo año, a falta de
unos tirantes metálicos que se le aplicaron algunos días después. Durante el
acto inaugural se dispararon cohetes y se soltaron globos aerostáticos.
La estructura de hierro forjado del canal, de 27 metros de
longitud, responde al esquema de celosía plana tipo Warren modificado,
atirantada con montantes verticales y pendolón central. Se apoya sobre dos
finas columnas de hierro colado de 4 metros de altura rematadas en sencillos
capiteles a modo de basa invertida. La transmisión de pesos de todo el conjunto
acaba recayendo sobre pilas de cantería arenisca de unos tres metros de altura
y sección pentagonal, con tajamares enfrentados a la corriente. En los extremos
se dispusieron sendos estribos de mampostería, destacando el refuerzo mediante
sillería escuadrada del situado en el lado norte. La construcción en 1994 de un
pequeño puente inmediato supuso la ocultación en su interior de buena parte de
los apoyos del acueducto.
[1]
El autor desea
dejar constancia aquí, ya que en el panel no tocaba, que los
últimos datos los proporcionó generosamente el cronista aspense Gonzalo Martínez Español.
Entradas dedicadas:
Primera parte http://miradas.yporquenounblog.com/2014/05/la-canal-de-hierro-un-articulo-de.html
Segunda: http://miradas.yporquenounblog.com/2014/05/la-canal-de-hierro-de-felipe-mejias.html
Primera parte http://miradas.yporquenounblog.com/2014/05/la-canal-de-hierro-un-articulo-de.html
Segunda: http://miradas.yporquenounblog.com/2014/05/la-canal-de-hierro-de-felipe-mejias.html